Treinta y tantos años después todavía son recordadas por muchos estas
fiestas Sanjuaneras de Arucas, que por calidad y esplendor, cantidad y amplitud
de actos, motivaron un alto nivel de participación popular en las mismas. Y así
fue reconocido, tanto entonces como después, recibiendo los mejores comentarios
y elogios de muchas personas que lo han refrendado.
Puertas adentro, en el corazón de las mismas
habitaban muchos sufrimientos, esfuerzos, y circunstancias que fueron superados
por la voluntad que animó a ese extenso y variado grupo de personas que
conformaron la Comisión Organizadora de Festejos, que abierta a los vecinos no
incluía ningún concejal municipal conforme al acuerdo previo. Tuvimos que
guardar también muchos silencios para no perjudicar los festejos.
De alguna forma estas fiestas fueron en sí mismas
un ensayo sociológico de los escasos que habían acontecido en nuestra ciudad,
comportando todo un hito en los tiempos que corrían, y que merecen ser
contados. Me atrevo a hacerlo desde mi amplia perspectiva, pues concurre en mí
el orgullo y satisfacción de haber sido el catalizador de los irrenunciables
ánimos de cada uno de los integrantes de ese grupo de jóvenes de entonces, que
representando a nuestra generación quisimos demostrar con nuestro buen hacer
que existían otras formas de convivencia y de conciliación para apasionar a su
pueblo, convirtiendo un programa de festejos en el mejor y más perfecto
vehículo trasmisor de cultura sin fronteras.
LOS
TIEMPOS QUE CORRÍAN
En el mes de junio de 1975 tomaba posesión el
nuevo alcalde de la ciudad Manuel F. Pérez y Pérez; Manolo, como le conocíamos
todos los de nuestra generación. Con nuestros escasos 27 años de vida, él había
accedido a la alcaldía en el final de la Dictadura Franquista. Mi personal
salutación « A un joven de España »
publicada el día de San Juan del mismo año en el Eco de Canarias, quería refrescar y recordar al amigo de la
infancia distintas demandas sociales del municipio de todos conocidas, y le
animaba a su resolución.
Su nombramiento, un tanto sorpresivo para aquellos
que ya se creían con el bastón de mando, daba crédito a su incipiente
expectativa cuando años antes había amenazado al anterior alcalde con « la reconstrucción piedra a piedra del viejo
Parque de San Sebastián », popularmente conocido como de los gansos por la desocupación de sus moradores habituales.
Había sido demolido para construir la fuente de Doramas en lo que hoy conocemos
por Plaza de la Constitución, fuente
ya trasladada al Lomo de Arucas.
Paradojas de la historia, una actuación
dictatorial que borraba señas de identidad histórica y talaba laureles
centenarios, dará paso a una plaza hoy llamada de La Constitución, carta magna
que deslegitima estos usos antidemocráticos.
Un día de ese verano, coincidimos en la Playa de
San Andrés y, sin saber cómo, posiblemente hablando de las recientes fiestas de
San Juan, recordábamos aquellos años de chiquillos cuando en el Parque de San
Juan competíamos con nuestras tricicletas,
o de cuando ya diecisieteañeros,
pretendíamos a las que serían nuestras respectivas mujeres también amigas de la
infancia, nos atrevimos a construir carrozas para participar en la Batalla de
Flores. El primer año, con una escena de cacería, con la mala fortuna que nos
saquearon el conejo que asábamos durante la exhibición con tanto confetis.
Otro, ya fueron dos carrozas, una alegoría del rodaje de una película del
Quijote y Sancho Panza, y la otra de una Góndola veneciana.
Entre estos añorados recuerdos infantiles y
juveniles en torno a nuestras fiestas patronales, hablamos de lo que debiera
contener un programa de festejos, para que con su gran poder de convocatoria
fuera aprovechado para sacar la cultura a la calle, o para traer algunas de sus
manifestaciones escasamente conocidas aquí. También de las posibilidades que
podrían deparar las mismas como promoción social y turística, y como no, para
la implantación de algunas actividades artesanas que posibilitaran de alguna
forma que Arucas dejara de ser una simple parada de las guaguas turísticas para
ver nuestra catedral. Apostábamos por
otra forma de organizar unos festejos.
En noviembre de ese año moría Francisco Franco después de una larga y sostenida agonía, y en el horizonte con cierto temor se
vislumbraba un nuevo futuro sin el Cara
al Sol, y ya se debatía entre la reforma o la ruptura. En cualquier caso se
presuponía que cualquiera que fuera la opción elegida, el color rojo dejaría de conocerse como encarnado, acabando así con la fobia.
Nunca hubieran imaginado que la selección nacional de futbol sería conocida
como La roja.
EL
PRIMER PASO DE LAS SANJUANERAS
Posiblemente influyó en nosotros esta situación
cambiante, que podría abrir la puerta a una nueva manera de entender de los
festejos de un pueblo, tal como ya lo habíamos comentado. Sin más pausa, en
diciembre de 1975 le presenté al amigo y alcalde un amplio borrador de lo que
podrían ser las próximas fiestas. En el mismo ya se decía:
Quienes este año reciban de la ciudad la
tarea de construir sus fiestas mayores, deberán tener sobre su ánimo la clara
conciencia de que sepan conjugar en el programa, todo aquello que complazca a
los aruquenses que estamos, niños, jóvenes y adultos, y a los forasteros que
nos visiten. Arucas debe ser la anfitriona amable de parientes, amigos y forasteros.
De su visita se beneficiarán directamente sus ciudadanos.
Detallaba a continuación una serie de actos, de
relativo bajo coste, pues ya apuntaba ...Sé
de los márgenes económicos en que se desenvuelve el Ayuntamiento.... Era de
dominio público que las arcas municipales habían quedado vacías después de años
gastados en flores y faroles para que nos conocieran por la ciudad de la luz y de las flores, en
parte reminiscencia de la prosa y poema de Federico Carranza en la Voz del Norte de 22 de noviembre de
1931, aún cuando las carencias sociales fueran muchas.
La gran mayoría de los actos incluidos en dicho
borrador aparecerían después en el definitivo programa de festejos, y para ello
la primera decisión era la constitución de una Comisión abierta a los vecinos,
en la que deliberadamente no participarían Concejales de la Corporación, y esta
exigencia no obedecía al perfil político o social que éstos pudieran tener.
Respondía exclusivamente a la necesidad de evitar el rechazo social a la
participación en la misma de personas que representaban un cambio generacional
y otra forma de entender las cosas.
EL
SEGUNDO PASO: LA COMISIÓN ORGANIZADORA DE FESTEJOS
Con la entrada del nuevo año, sin que pueda precisar exactamente
cuándo, en el mes de marzo ya nos estábamos reuniendo en la Casa de Gourié. A
la primera reunión comparecieron aproximadamente entre quince y veinte
personas, prácticamente todos veinteañeros, unos con más años y otros con
menos, unos con unas aficiones políticas y algunos con otras que aún no estaban
permitidas, pero todos con la voluntad de colaborar. Recuerdo que una de las
primeras frases que dije, fue aquella de « Les
pido dejen fuera las banderas ».
Acertada que fue la misma y bien acogida por
todos, se relajaron las composturas formales, comencé por comentar las normas no escritas de cómo nos organizábamos, y
tras leer el borrador redactado, se dio paso a un auténtico vendaval de ideas.
De alguna forma, todos habíamos estado esperando,
sin saberlo, un gesto, una señal, para ponernos en marcha en favor de unos
auténticos festejos para Arucas. Es difícil, muy difícil, recordar ahora a
todos los que participaron. Me atrevo a dar una serie de nombres con la certeza
de que faltan muchos: mis hermanos Pepe Luciano y Javier, y, los también hermanos
Jorge y Ricardo González, los tres Pedro, Almeida, Ferreras y Hernández, Luis
Carlos Falcón, Tomás Pérez, Juan Caballero, Rafael Cabrera, Santiago Santana,
..... y lo que si tengo claro, es que éstos además sumaron a muchos más que
progresivamente fueron incorporándose, si bien a unos muy pocos de los que
fueron a la primera reunión, no volvimos a verlos. Posiblemente alguno de ellos recuerde el nombre de todos los que participaron.
La incorporación voluntaria de otros iba
permitiendo que un grupo se encargara de los actos deportivos, otro de los
culturales, otro de los infantiles, otro de la romería, otro de las carrozas y
de las murgas, etc., pero todos hacían por todos los actos.
Celebrábamos reuniones periódicas y en un gran
calendario que teníamos fijado en la
pared, íbamos confirmando los actos, los actuantes, los invitados, las fechas,
las horas, etc. Avanzábamos con decisión en la configuración del programa
definitivo.
Disponíamos de la Casa de Gourié, y más adelante, de la conocida como Casa de la Falange en la calle de León y
Castillo número 14, y casualmente, alguna triste sorpresa nos depararon. En la
primera habían amontonado muchas
cajas con papeles de los archivos municipales, y entre ellos alguien encontró
un expediente sancionador a un cabo de la policía local por «... no haber realizado el saludo marcial a
la señorita María ...» (Sic), conocida falangista, por más señas, soltera
de vestir santos.
En el otro edificio nos tropezamos, y utilizo este verbo porque nadie los buscó, con los
archivos de la Falange, donde estaban fichados muchos aruquenses, con anotaciones sobre sus afinidades y
debilidades, por no llamarlo de otra forma. Daban crédito a las historias de
los sótanos de la postguerra que contaba maestro Tomás Quintana cuando pintaba
la casa de mis padres. Eran los tristes y lamentables recuerdos de una vieja
historia para nosotros. Pedimos que los retiraran de allí y así se hizo. No
queríamos tener nada que enturbiara la normal convivencia y el respeto que allí
se había alcanzado.
FABRICAR
DINERO CON LA RIFA DEL ARCO
Conocíamos que los recursos económicos que
disponía el Ayuntamiento tenían sus límites, mayormente la compleja burocracia,
lo que impedía disponer de pequeños fondos para hacer frente a los pagos
inaplazables, y hubo que inventarse algún sistema que agilizara esta necesidad
apremiante.
Aunque pudiéramos disponer de la recaudación que
aportaba la venta de números o boletos para la Rifa del Arco como expectativa
válida, teníamos claro que aunque todos nos pusiéramos a vender números,
faltaban meses para la fiesta y era difícil convencer, pero surgió una gran idea que además aportaba
ventajas participativas.
Y así, cuando alguna asociación de vecinos o
similar iba a colaborar en alguno de los actos y nos pedía alguna aportación
económica, se nos ocurrió entregarle una cantidad equivalente en números del
Arco, para que los vendieran y con el valor de lo vendido hacer frente a los
gastos que tenían. Sin quererlo, habíamos inventado algo así como la Fábrica de
la Moneda, y por ello se encargó la nada despreciable cifra de cien mil boletos
del Arco en las primeras tiradas.
Paralelamente, la labor de venta de los boletos
por parte de la asociación tenía el efecto multiplicador sobre la participación
ciudadana en las próximas fiestas. Con ésta fórmula llegamos a la venta de
35.740 boletos para el Arco, con igual contravalor en pesetas.
Pero también los boletos del Arco fueron
utilizados como entradas para las Verbenas
Sanjuaneras que se programaron, de tal forma que quien quisiera acceder al
recinto de la Plaza de San Juan donde se celebraban, tenía que adquirir como
mínimo diez boletos del Arco, es decir, diez pesetas.
El tradicional Arco se componía de racimos de
plátanos y una becerra donados por agricultores aruquenses, siendo sorteado
terminadas las fiestas el 12 de julio y recayendo el premio en el número 77.699
que fue comunicado en los periódicos de la provincia.
EL
ESCENARIO EN LA CALLE
Como partíamos con la clara idea de sacar la cultura a la calle, con lo que
evitábamos el mayor coste de alquiler de una sala cinematográfica durante
muchos días y lograríamos un mayor aforo de público, desde el primer momento
nos propusimos construir en el Parque de San Juan una caja escénica, que instalaríamos sobre una plataforma del Cabildo.
Como sabíamos que esta plataforma se la prestaba a todos los ayuntamientos,
siguiendo el orden de petición, la pedimos desde abril hasta julio, y con esta
anticipación dispusimos de ella y de las sillas sin mayores problemas y
competencias.
La caja
escénica se fabricó in situ con
34 cuadradillos de hierro de ocho metros y 60 paneles fenólicos resistentes al agua de lluvia, pues ya sabíamos que por
San Juan, siempre nos acompañan. Costó en materiales 72.315 pesetas y la mano
de obra ascendió a 15.000 pesetas. Al Teatro Pérez Galdós le pedimos prestada
una gran moqueta que cubrió todo el piso de la plataforma. Los dos o tres
micros y los cuatro altavoces de pera, era a lo más que podíamos aspirar en
aquellos tiempos.
Hoy cuando vemos tanto atrezo de cajas escénicas,
con una compleja instalación de torres de sonido y luminotecnia, con
mezcladores y efectos especiales, una multitud de micros de pie e inalámbricos,
sorprende ver cuánto hemos avanzado en tan escaso tiempo.
Con estos mimbres que disponíamos entonces,
tuvimos en el lugar la escenificación de una obra por la compañía titular del Teatro Pérez Galdós, el concierto de
guitarra clásica de Luis Gualter, la
elección de la Reina de las Fiestas,
el homenaje a nuestro maestro Antonio
Herrera, director de nuestra banda a quien debemos la música del San Juanito, con letra de Juan del Rio Ayala, que cantaron y
popularizaron Los Sabandeños, quienes
también cantaron aquí en la noche de San Juan, actuación no incluida en el
programa por no tenerse la seguridad de su desplazamiento. Fue una sorpresa por la gestión personal del alcalde.
Además, el estreno de la versión rock de La cantata del Mencey loco por el grupo United, el recital de los folkloristas
del altiplano Los Chacai - Manta, la
escenificación de una obra del Ingmar Bergman por el grupo de teatro Magesol, el teatro infantil del colegio Isabel La Católica, y el ballet contemporáneo
de Gelu Barbu con una coreografía
sobre la adaptación musical de Teddy Bautista llamada Ciclos sobre Las Cuatro
Estaciones de Antonio Vivaldi. Pero también, cómo no, fue el escenario
necesario para la realización de muchos actos infantiles y verbenas.
Pero no fue un lugar en exclusivo, pues se
realizaron también otros actos culturales tanto en el Salón de la Heredad como
en la Casa de la Cultura, realizándose en la primera el concierto de la Rondalla de la Universidad Laboral, y en
la segunda varias conferencias, una exposición de Papel Recortado y el Festival
de Cine Amateur.
EL
PROGRAMA EDITADO
Desde el primer momento tenía claro que tendría
que ser un mixto, entre revista y
programa. Que fuera atractivo para el ciudadano y que le convenciera para
acudir a todos los actos programados y participar en aquellos que le
interesara.
El término de SANJUANERAS utilizado como
denominación para las fiestas patronales lo rescaté de dos viejos artículos Arucas, prólogo a sus fiestas patronales (II
y III) del cronista oficial Juan Zamora Sánchez publicados en Diario de Las
Palmas el 6 y 13 de junio de 1961, quien acababa el segundo de los artículos
referidos al s. XIX diciendo « Así eran
las fiestas sanjuaneras de Arucas, a través del tiempo no han perdido el sabor
canario y constituyen un marco adecuado donde recobra la vida todo lo típico y
tradicional ». El término se siguió utilizando hasta el año 1990 en que
cayó de nuevo en el olvido.
Como era responsable de publicidad de un entidad
financiera, me fue fácil conseguir que su servicio de reprografía realizara
gratuitamente las selecciones de color de portada, contraportada e interiores,
eligiéndose para ello distintas fotografías alusivas a festejos y de lugares
reconocibles del municipio.
Iniciábamos con un editorial, con el que
transmitíamos cómo y porqué de todo aquello que habíamos preparado. Se decía:
« Arucas será una vez más la anfitriona amable
de parientes, amigos y forasteros que acudirán al conjuro de sus mil flores.
Quienes este año hemos recibido de la ciudad la tarea de construir sus fiestas
mayores, hemos tenido sobre nuestro ánimo la clara conciencia de intentar
conjugar en el programa, todo aquello que complazca a los aruquenses que
estamos, niños, jóvenes y adultos, y a los forasteros que nos visiten, para que
gocen de la intimidad amable de su propio hogar." Y concluíamos « En pocas palabras, creemos que amores son
también buenas razones, y este amor a nuestra tierra es el que nos empuja ».
En el apartado que considerábamos revista, se
incluían distintos artículos de interés cultural, económico, estratégico,
etnográfico e histórico, o simplemente de entretenimiento, con firmas de
reconocido prestigio.
Las páginas centrales eran ocupadas por el
programa propiamente dicho, en el que la redacción rompía los moldes de
anteriores programas, al objeto de informar del contenido concreto de cada
acto. Se excluyeron del mismo algunos actos que no estaban aún confirmados en
las fechas, aún cuando luego se realizaron. Pretendimos con esta decisión
transmitir la seguridad y seriedad del largo programa, que sólo se rompería por
inclemencias del tiempo.
EL
VOLCÁN DE SAN JUAN QUE NO ENTRÓ EN ERUPCIÓN
Considerado inicialmente uno de los grandes
números estrella del borrador del programa se había pensado que en la noche de
San Juan, el 23 de junio, se simulara una erupción volcánica en el marco de la
Montaña de Arucas que concluyera con una exhibición pirotécnica.
El argumento esgrimido en el borrador decía que:
« En todos los festejos de gran poder de
atracción siempre existe un acto que destaca por su originalidad y tradición.
Aunque en éste no exista, su realización podría ser el principio tradicional. A
título orientativo te recuerdo que las fiestas son famosas en Agaete por el
entierro de la sardina o la rama, en Teror por la ofrenda, en San Nicolás por
el baño en el charco, en Jinámar por la caña dulce, etc. ».

Aún cuando era elevado el presupuesto que nos hizo
el 3 de mayo de de 686.028 pesetas, incluido el desplazamiento y estancia de
todo su equipo de seis personas, se desistió de la idea por razones de
seguridad. No se ponía en duda la seguridad de la instalación, sino el hecho de
que el acto se realizaría con el apagón general del alumbrado público,
acompañado de la emisión de sonidos simulados de una erupción por la megafonía
en el casco de la ciudad.
Eran tiempos en los que los equipos de Protección
Civil no existían, y se temía que la información previa dando cuenta de que se
trataba de una simulación no llegara a todos los residentes, de donde podría
cundir el pánico en algunas personas. Quiero recordar que quien apuntó de los
posibles infartos que pudiera causar la simulación fue Pedro Almeida. Con las
precauciones que ahora se tienen, fue acertada la decisión.
LA
FERIA-EXPOSICIÓN REGIONAL DE ARTESANÍA TRAS EL INTENTO DE CREACIÓN DE UN PUEBLO
CANARIO PERMANENTE
La idea por la que surgió lo que se llamó Canartesan tenía la pretensión de
consolidar en Arucas un espacio permanente dedicado a la artesanía y así se
decía
« Como comprenderán no es un acto para un
año, sino para muchos, y si las cosas marchan su tiempo de apertura podría
ampliarse a la época invernal para que coincidiera con la temporada alta de
turismo. No se trata de montar unos expositores, sino también puestos de
confección y venta ».
Dado el proyecto permanente se creó una comisión
específica en la que comparecían personas de prestigio que aportaban sus
conocimientos, como eran: José Antonio Alemán, Santiago Betancor Brito, Antonio
Cardona Sosa, Fernando Díaz Cutillas y Jaime Sáenz Peñate, haciendo éste último
de anfitrión para que nos reuniéramos en su casa de Arucas.
Desde las primeras reuniones se fijaron los
objetivos fundamentales, que no eran otros que:
A) PROMOCIÓN.- De la artesanía como objeto de decoración en hogares
privados y locales públicos.
B) COMERCIALlZACIÓN.- Entendiéndose que el intercambio de fórmulas de
actuación entre los diferentes artesanos que concurran, contribuya a una
definición de criterios, precios y medidas protectoras, al tiempo que puedan
vender las mercancías expuestas.
C) PROTECCIÓN.- Considerando que el dar a conocer sus fases de
elaboración estimula a las nuevas generaciones a la continuidad de este arte
popular tan nuestro y facilita la transmisión de saberes entre los propios
concurrentes.

Después de reunirnos con todos los artesanos
grancanarios, labor compleja ya que aún no se encontraban censados ni
asociados, solo faltaba disponer de los stand para todos los participantes,
para lo cual convenimos con la Asociación de Libreros de Las Palmas traer todas
sus casetas de la Feria del Libro, destinando la mitad a la artesanía y la otra
mitad a los libreros.
Su inauguración se estableció para el jueves 17 de
junio, coincidiendo con que era la festividad del Sagrado Corazón de Jesús,
pero ya el día anterior tuvimos la primera anécdota. Cuando recibimos a la
artesana de tejidos de trapera y lana de El Hierro doña Claudina García, nacida
en La Sabinosa y ahijada de Doña Valentina como ella con orgullo pregonaba,
quien acompañada de su marido -porque no viajaba sola como mandaban las leyes
franquistas- nos confesó que era la primera vez que salía de su isla, y que les
daba miedo quedarse en un hotel de Las Palmas «... por la gran cantidad de coches y ruidos para ellos que siempre
estaban en la montaña entre cabras y ovejas...». Al final le buscamos
alojamiento en la pensión de Pepe López en Arucas. Entrañable matrimonio de
avanzada edad que ocupó muchos páginas en la prensa local.
Llegado el día 17, aunque todos madrugamos, cuando
por una lado del parque se hacía la inauguración oficial con el Presidente del
Cabildo Lorenzo Olarte, entre discurso y discurso, en el otro lado, corriendo
rematábamos los stand de los otros artesanos que habían llegado de las otras
islas la noche anterior.
Terminado el acto de inauguración, los de siempre,
los políticos, se fueron a un Vino de Honor, y nosotros lo celebramos con los
artesanos allí mismo, montando un
auténtico tenderete entre las casetas, pues eran ellos quienes se lo merecían.
El Canartesan tuvo una
sobresaliente afluencia de público de toda la isla durante los doce días que
duró, y los artesanos vendieron todo lo que traían y hacían, y, muchas fueron las páginas que ocupó en la
prensa local.
Si bien su objetivo último no se llegó a alcanzar
pues el ayuntamiento no terminaba de adquirir la finca contigua al parque, el
antiguo Cercado de San Sebastián,
donde debería construirse un Pueblo Canario en el que se instalarían distintos
artesanos y agro ganaderos para ofrecer sus productos al turismo, el Cabildo
hizo suyo el proyecto para crear Patronatos y Escuelas de Artesanía esbozado
por Sixto Fernández del Castillo, delegado de la Empresa Nacional de Artesanía,
quien nos prestó una gran colaboración en esta feria-exposición.
En años siguientes, la Feria fue organizada por el
Cabildo en el Parque de San Telmo de Las Palmas, y a partir de la misma surgió
la asociación de donde nacería luego la FEDAC. Fue una oportunidad perdida por
Arucas.
EL DÍA
DE LAS TRADICIONES: ROMERÍA, OFRENDA Y FIESTA DEL RON
Estos actos que han venido celebrándose desde
entonces, con alguna excepción, surgieron de forma espontánea en esa tormenta de ideas que se desencadenaba
en las reuniones de la Comisión Organizadora de Festejos.
Algunos apuntaron que el año anterior habían
estado en la ofrenda de Gáldar y que había tenido un gran éxito. Era un acto
todavía novedoso y se conocían muy pocas. Pero también, eran actos muy
vigilados y censurados por la Dictadura recién fallecida, que los consideraba el germen de los independismos espoleados
por la izquierda roja y radical. Presuponíamos que nuestros políticos
locales de entonces ni siquiera habrían leído al fallecido cronista oficial
Juan Zamora Sánchez, que en los artículos antes mencionados contaba de las
tradiciones en los festejos del s. XIX. También a él le acusaron de
izquierdismo y le expulsaron de la enseñanza pública.
Volviendo a nuestro relato, se decidió incluirla
en el programa haciéndose cargo de la misma un amplio grupo de los miembros de
la Comisión, pues teníamos que movernos en todas las direcciones con
asociaciones, colegios, y otros colectivos, además de localizar grupos
musicales y rondallas que garantizaran el éxito, tanto en cuanto a
participantes individuales, como a grupos musicales, carretas, etc. Eran contados
los que entonces tenían su traje típico.
Tomada la decisión de incluirla en el programa,
surgió el primer debate sobre el lugar de su inicio y recorrido. Se apuntó que
se iniciara en la Hoya de San Juan, pero advertimos que solo recorrería una parte
de la ciudad. Alguien dijo, y ¿porqué no
desde la Acequia Alta?.
Los que apostaban por ella decían a su favor que
la única procesión que en el año pasaba por allí era La Burrita, y que los vecinos engalanaban sus casas como nadie, y
colaborarían con la mejor ilusión.
Este recorrido era prácticamente el histórico
camino que bordeaba el antiguo Cercado de
San Sebastián del Mayorazgo, junto a la Acequia
de Alta; después de atravesar el Barranquillo,
pasar ante la Fuente donde se llenaron tantos cacharros que mejoró la
salubridad, y, la Plaza del pueblo por antonomasia; después llegaría a la Iglesia por
la antigua Calle Real. Un recorrido
perfecto, atravesaba prácticamente toda la ciudad y no colapsaba el tráfico
rodado.
Con mucha historia en su recorrido, con muchos
topónimos por recuperar, donde desgraciadamente los vaivenes políticos dejaron
sus señas anecdóticas. Recordaba que mi padre me había comentado que la
historia de la España del siglo XX estaba en las distintas rotulaciones que
recibió una misma calle. Antiguamente se llamaba San Pedro, le siguió Pablo
Iglesias, para después ser José Antonio Primo de Rivera. Hoy se le llama Barranquillo, aunque realmente el
barranquillo por donde bajaban las aguas de lluvia desde la montaña es la calle
dedicada al ilustre visitante Salvador Rueda. Mejor eso que testimoniar
enfrentamientos inútiles.
El segundo y gran interrogante era: ¿Y el cura sacará el Santo para la ofrenda?.
Como sabíamos lo difícil que sería conciliar
lo mundano con lo religioso para el párroco, optamos por trasladarle la
papeleta al Alcalde. Lo consiguió con la condición de que la romería llegara a
la puerta de la Iglesia después de la
misa de las once y media, y que el Santo saldría por la puerta lateral del
sur y no la principal.
En cuanto a lo de la puerta elegida nunca lo
entendimos, pues sacar el santo a la puerta principal ya se hacía en las
fiestas del siglo XIX; no quedó mal porque allí, en el rellano por el que se
accede al Archivo, instalaríamos la megafonía y en la escalera, la recogida de
los frutos de la ofrenda.
Con respecto a la hora de llegada, ¡bendito problema! pues con toda la
participación de grupos y carretas que luego tuvimos garantizada no habría
forma de llegar hasta allí antes de la una de la tarde, como al final ocurrió.
Quedaba el último acto, que era la Fiesta del Ron
cuyo nombre obedecía al reconocimiento de una industria que nos trajo la luz
eléctrica y que había dado vida a la ciudad, primero como Azucarera y después
como Destilería. Y además, porque desde el primer momento se puso a nuestra
disposición ofreciendo gratuitamente todos sus productos y contribuyendo
económicamente para la compra de huevos para sancochar, papas para arrugar,
pescado salado para el sancocho, chorizos de Teror, etc.

Llegado el domingo 20 de junio, si alguna duda nos había asaltado en
cuanto al grado de participación, desbordó todos los mejores cálculos que
habríamos soñado. En número de personas, de carretas, de grupos de música, y de
baile, animales, productos para la ofrenda. Yo que con tanto programar, estar
aquí y allá pendiente de la perfecta realización de los números de las fiestas,
me había totalmente despistado de mi ropa típica; si no hubiera sido por mi
familia también me hubiera quedado fuera del Parque de San Juan. Hasta el Alcalde
se sumó al acto, quien entró con un burro en el parque, y alguien dijo, como Jesucristo en Jerusalén.
Y nada, o casi nada, hubo de los independistas y
de los rojos que hablaban los agoreros de siempre. Lo que si hubo es la total
participación activa de un pueblo en unos actos que como el programa decía,
venían a engrandecer nuestras tradiciones. Casi todos acabamos de madrugada
cantando polkas, isas y folías, y ya al
final, con alguna durmiente malagueña.
EL
AGUADO DESFILE, LA BATALLA DE FLORES Y LAS MURGAS
La gran mayoría de los que integrábamos la
Comisión Organizadora años atrás habíamos participado en la construcción de
alguna carroza, y por ello sabíamos que teníamos que huir de la utilización de
los furgones y camiones para las mismas, pues las cabinas dificultaban su
estética y visión.
Teníamos referencias de la calidad de las carrozas
de Guía que hacía mi cuñado Juan José con su hermano Tony; se realizaban sobre
unas plataformas bajas que eran arrastradas por vehículos todo terreno de baja
altura. Pero además, su sistema de construcción era de calidad y los laterales
eran paneles cubiertos con flores de papel de color.
Nos fijamos el objetivo de fabricar unas doce
plataformas y para esa labor comprometí a Juan José, y como no a David
Arencibia que era concejal del ayuntamiento que en su taller podría
construirlas y a precio de coste.
Creo que tardó bastantes años en cobrar la factura del ayuntamiento, pero ya lo
sabía y no le importó pues quería colaborar de muy buena gana.
Como había que crear una auténtica escuela de
artes y oficios para el engalanamiento de las carrozas, y, aprender a realizar
las flores de papel, Juan José trajo unos días a su hermano Tony para dar las
oportunas clases. Como necesitábamos de un espacio para ello, pedimos la mencionada
Casa de la Falange en la calle León y
Castillo y en ella todas las noches se reunían todas las jóvenes y los jóvenes
que querían protagonizarlas, y allí se dedicaban a hacer flores y otros
adornos.
Una vez más, teníamos que garantizar el
espectáculo y la participación, y lo mejor para ello fue acudir a los soportes
publicitarios, materia que yo dominaba, y en esa dirección concertamos con
varias firmas comerciales la publicidad en las carrozas para obtener recursos
económicos para todas. Recuerdo que se hicieron de esta forma cuatro
participando en sus costes la Mutua Guanarteme, los establecimientos Maya, la
fábrica de la Tropical, la agencia Affiche Publicidad y, cómo no, la local La
Isleña.
También queríamos convertir este acto en algo así
como la Fiesta del Verano, emulando posiblemente a las Fiestas de Invierno de
Santa Cruz, hoy en día Carnavales, y se nos ocurrió que deberíamos disponer de
murgas y comparsas.
Fue así como comprometí a Tomás Pérez que estaba en la Comisión,
quien creó, organizó y dirigió aquella que desde el primer momento se llamó Los Nietos de Kika. Recuerdo que cuando a Tomás le di los números del arco como ayuda económica, me miró asombrado, pero como siempre era él, aceptó el envite. Bastantes años después me lo agradeció públicamente porque la fórmula la patentó y adoptó para la renovación del vestuario.
También Juan
Caballero se comprometió con otra, y creó la murga Jalpargata, que editó también su cancionero. Ambas murgas recibieron
como colaboración económica para su montaje y vestuario la cantidad de 20.000
pesetas, en el formato ya conocido de números del Arco que tuvieron que vender
para obtener las deseadas pesetas. Inicialmente realizaron sus ensayos en la Casa de la Falange, lo que le dio por
fin un alegre destino a dicho inmueble.
Invitamos también a la comparsa Los Caribe de La Isleta para el brillante acto del Desfile de
Alegría, Ilusión, Elegancia y Fantasía que anunciaba el programa que se
celebraría el sábado 26 de junio. A quien no habíamos invitado y que apareció
como cada año por San Juan, fueron las lluvias. Nos aguó el acto y lo
trasladamos al día siguiente, que era Domingo,
con la Batalla de Flores.
LOS
COCHES ANTIGUOS
Sabíamos de la pasión que tenía el Alcalde por los
coches antiguos, y también que el Club existente en Tenerife los sacaba a la
calle por las Fiestas de Invierno de Santa Cruz, con todos sus participantes
ataviados de época.
Con relativa facilidad le convencimos para sumar
este número a las Carrozas y a las Murgas, y le pedimos que invitara a dicho
Club de Tenerife para que vinieran. Al principio pusieron muchas pegas, pero desde el momento que
obtuvimos una oferta rebajada de tarifas de la naviera Aucona que operaba entre
las islas, les pudimos convencer.
Faltaba un club organizador para que Gobierno
Civil autorizara la prueba que se llamó Rallye por imperativo legal, pero el
Real Automóvil Club de Las Palmas se negaba a ello porque consideraba que iba
más allá de lo deportivo.
Al final pudimos obtener la autorización
administrativa al incorporar la Escudería Maspalomas como organizador, a cambio
de que el circuito se ampliara al sur de la isla porque estaban los hoteleros
interesados por su interés turístico, además de nombrar al Gobernador Civil
como Presidente de Honor de la prueba. Con estas habilidades logramos sumar
este número con un coste que se tradujo tan solo en los trofeos para la prueba.
Desfilaron por Arucas el sábado 26 bajo la lluvia y el domingo siguiente con la
Batalla de Flores.
LOS
ACTOS INFANTILES
Como en la Comisión Organizadora estaba Luis
Carlos, que tenía pasión por estos actos, sin dudarlo le adjudicamos su
realización. Sabíamos que lo había hecho en años anteriores, como hiciera con
los Festivales de la Canción.
El mayor problema para todos llegó cuando Luis
Carlos nos presentó el borrador de los actos y su presupuesto. Cuando el 28 de
abril nos dijo que el presupuesto ascendía a la friolera de 104.000 pesetas, a
más de uno nos dio un sobresalto, y alguien dijo que se había vuelto loco, esa expresión coloquial con la que
manifestamos excesiva sorpresa.
Pensándolo bien después, no era una acceso de
locura de Luis Carlos. Ocurría simplemente
que se había contagiado del virus que padecía la totalidad de la
Comisión Organizadora. Conocía de las grandes ambiciones con las que se estaba
programando, y el capítulo dedicado a los niños no podía ser menos, tenía que
ser el apropiado para un gran programa de festejos.
El programa infantil guardaba un riguroso
paralelismo con lo que se programaba para los adultos, y así fue como
incorporaba la elección de la Reina Infantil, unos juegos florales, un concurso
de redacción, un concurso de dibujo y pintura, una simulación del televisivo Un, dos, tres, una verbena sanjuanera,
un partido de futbol, y, una gran cantidad de juegos y entretenimiento para
ellos, cuya realización abarcaba más allá de los siete días. Además de
recuperar el salto de Petate desde la
torre de la iglesia. Recuerdo que el día que tenía que dar el salto, unos por
otros nos olvidamos de confeccionar el machango
del Petate, pero se solucionó en diez minutos y fue algo así como un
espantapájaros.
Pero de ese alto coste, casi un noventa por ciento iba destinado a
los premios y al material necesario para los juegos, de donde cualquier
reducción económica supondría una pérdida de valor y de su atractivo. Al final
la conclusión es que dedicar menos del diez por ciento del total de un programa
de festejos a los niños, es una auténtica mezquindad pensando como padres.
Una vez lo hubimos acordado, Luis Carlos se lanzó
y comenzó a mandar bases, circulares e invitaciones a todos los colegios a
primeros de mayo, lo que motivó una enorme participación de colegios y niños en
el programa que resultó todo un éxito. De paso también les invitaba a
participar en la romería.
Al final en la liquidación de gastos, al incluir
la compra a la Aragonesa de Fiestas de los gigantes y cabezudos que no estaban
previstos en el presupuesto, se desvió en unas 26.000 pesetas en más,
alcanzando aproximadamente las 130.000. Pero se anduvo listo y se las apañó
para cubrir la diferencia con la venta de confetis y serpentinas. No quería darnos más disgustos porque sabía
que no había de donde sacar más recursos. En resumen, hubo que felicitarlo por
su éxito.
LOS
DEPORTIVOS Y LOS TROFEOS
De estos actos se encargó de su coordinación Pepe
Luciano, por su experiencia juvenil en el futbol club Millonarios y en el Arehucas
de balonmano, además de estar en activo con los veteranos.
Sé que contó con la decidida colaboración de la
concejalía de Deportes que llevaba José Antonio Giráldez, con quien yo había
colaborado en el diseño y arte final del material de publicidad y propaganda
del Seminario Municipio y Deportes
celebrado en marzo del mismo año en nuestra ciudad.
Cuando en abril ya debatíamos el amplio programa, contenía
competiciones en veinte modalidades deportivas: futbol regional, de veteranos,
fulbito, balonmano masculino, femenino y juvenil, baloncesto, tenis, motorismo,
motocross, karts, lucha canaria, gallos, colombofilia, hockey sala y sobre
patines, pájaros, tiro, etc. No se incluyó natación porque el vaso de la
piscina construida años antes en el polideportivo se había rajado, por no
llenarlo con agua.
Se habían preparado las bases o normas de los
diferentes torneos, y ya parecía que todo estaba perfecto, pero todas estas
competiciones precisaban de sus trofeos, y ahí llegaba de nuevo nuestra
dolorosa. Eran nada más y nada menos que 112 trofeos y 21 placas.
Viendo todas las posibilidades por abaratar su
coste y que la supresión de trofeos era impensable, optamos por comprar
directamente en una fábrica de Bilbao, Orfebrería Medhur, que con los gastos de
envío incluidos la factura quedaba en 70.978 pesetas.

Dado que las fiestas coincidían con el primer
aniversario del fallecimiento de Tonono,
se pensó por el ayuntamiento destinar a su memoria el Torneo de San Juan, y el
13 de abril se cursaba invitación al Real Madrid Aficionado, al C. D. Tenerife
y a la U.D. Palmas, para que con el C.F. Arucas lo disputaran.
Como reza el dicho, no hay mal que por bien no
venga. Y como no aceptaron la invitación que podría tener un enorme coste de
desplazamiento y alojamiento, respiramos económicamente porque ya nos habíamos
comprometido con la fábrica de trofeos. Y ello a pesar de que alguien habló con
Luis Molowny para conseguirlo. También había que pagar a los árbitros y el
transporte del material necesario para las pruebas que pedíamos prestado en Las
Palmas.
LA
OFICIAL COMISIÓN DE FIESTAS Y EL PREGÓN
Pero la Comisión Organizadora no era muy bien
vista por la corporación municipal. Desconozco si influyó en ello el altercado
con un teniente alcalde en la Romería, o simplemente el verse marginados. Solo
participaban con nosotros, un poco a escondidas, David Arencibia y José Antonio
Giráldez.
Supe que alguno de los concejales me habían colgado
la etiqueta de submarino, con la que
denominaban a todos aquellos que atrevidamente se oponían al régimen. Sería
porque leía Cuadernos para el Diálogo
y Cambio 16, o porque era nieto de un
carpintero y de un zapatero. ¡Vaya usted
a saber!. Como yo había estrenado coche por aquella época, a pagar como
todo cristiano con las santas letras,
alguno llegó a injuriar que me lo había comprado con los dineros de las
fiestas.
No importaban las injurias o lo que fuera.
Consideraban invadido su coto vedado
por extraños al régimen. No terminaban de asumir que se estaban acabando
aquellos tiempos en los que no se toleraba defender la dignidad humana o los
principios de equidad.
Lo cierto es que en la semana de la fiesta mayor
el Pleno del Ayuntamiento aprobó la constitución de una Comisión de Fiestas
compuesta exclusivamente por concejales. Esta decisión puso a nuestra Comisión
Organizadora en un trance, estando a punto de romperse. El Alcalde nos informó
que esa Comisión oficial se constituía exclusivamente por imperativo legal,
pues era necesaria para aprobar el pago de los gastos de la fiesta. Y nos
garantizó que no intervendría en el programa para nada.
Aunque sabíamos que se había creado por las
presiones de determinados concejales, aceptamos la garantía del Alcalde y
seguimos adelante. Era notorio que alguno de estos concejales estaban a
disgusto desde el nombramiento del Alcalde. Hasta el cura Don Juan Guzmán le
retiró el adiós a la suegra del nuevo Alcalde, manifestando así su disgusto al
no haberse nombrado alcalde a quien le invitaba a comer en su casa. Pobre de
mí, y yo que había creído siempre que el tratamiento de Don se daba a las personas cultas.
El anfitrión de nuestro cura, en un alarde de
mando, ya había intervenido y propuesto
nombrar pregonero a Tomás Godoy González, residente en Madrid; debió fracasar
en su intento, pues el pregón fue escrito y leído por Ervigio Díaz Bertrana el
día del Santo, a través de una grabación en Radio Atlántico ya que se
encontraba convaleciente en Andorra.
Curiosamente el pregón escrito acababa con un
verso que decía:
una feroz cabalgada.
Galopante unas veces,
otras veces frenadas ».
Sin pretenderlo, aunque el verso se refiriera a
nuestra ciudad, parecía describir el devenir de la abierta Comisión
Organizadora de Festejos, ante los intentos de ser frenada y sepultada por la
oficial Comisión de Fiestas.
El pregón no lo considerábamos una intromisión.
Nunca estuvimos por la labor de incluirlo en el programa; nos parecía entonces
un acto de boato del que huíamos, porque siempre estaban llenos de silencios y
"falsas flores" y ocultaban la realidad, la humanidad de sus gentes.
Hoy en día son otra cosa muy distinta, al menos en la teoría.
EL
ORGULLO DE SER SANJUANERO
El programa de actos en el que la Comisión
Organizadora de Festejos puso todo su empeño y trabajó con ahínco en el primer
semestre del año 1976, se inició el sábado 5 de junio y acabó el domingo 4 de
julio. La liquidación de todos los ingresos y gastos se realizó meses más
tarde, el día 26 de enero de 1977, entregando en el ayuntamiento 2.907,50
pesetas de sobrante.
La repercusión que tuvieron las fiestas en los
medios de comunicación de la provincia fue muy importante y de los recortes de
prensa que tengo, puedo decir que prácticamente durante todos los días del mes
de junio se hablaba de Arucas, y en seis ocasiones lo fue a toda plana, dos de
ellas a doble página.
El gasto total aproximado de dichas fiestas fue de
un millón cuatrocientas mil pesetas, de cuyo importe habría que deducir los
ingresos por la recaudación del Arco, la publicidad en las Carrozas, y las
subvenciones obtenidas del Patronato de Turismo y otros organismos, por lo que
pudo quedar en un millón.
Nuestro mejor colaborador puertas adentro del
ayuntamiento fue José Antonio Álvarez, a quien siempre teníamos a nuestra
disposición para todos los problemas burocráticos y administrativos, o para que
con los típicos saludas de la
alcaldía nos abriera muchas puertas en organismos y empresas. Siempre amable e
incansable. Tampoco puedo olvidarme de Paco Juan Guerra que consiguió movilizar
a los contribuyentes de siempre para el Arco sorteado, o para darle ritmo a los
tesoreros municipales en el pago de las obligaciones.
Los miembros de la Comisión Organizadora pusimos
todo nuestro empeño en lograr el éxito alcanzado. Y en el camino, algunos nos
dejamos siete quilos de nuestro peso y hasta corrimos el riesgo de que nuestra
familia nos echara de casa. Invertíamos muchas horas cada día en el empeño. Un
año después llegarían los cantares y los tiempos de libertad sin ira.
EL HECHO
SOCIOLÓGICO
Pero frente a todo ese esfuerzo, a todo ese
trabajo, quedó demostrado el ensayo sociológico. Por aquellos tiempos, se decía
En Arucas, reunir a más de cuatros
personas para algo, es imposible. Más aún en la proximidad de la muerte de
Franco. Después de muchas conjeturas e investigaciones, mi hipótesis sobre esta
afirmación se remontaría a la propia historia de nuestra ciudad, desde los primeros siglos, y más intensamente, desde la segunda mitad del siglo XIX,
cuando tuvieron lugar acontecimientos que marcarían el devenir futuro del
municipio, historia que merece ser contada y así lo haré.
Esta intrahistoria de Arucas devengaría en la población aruquense obligados alineamientos sociales, de donde cada uno de sus ciudadanos se cuidaba con quien estar o no estar para que no le señalaran. Ya en el siglo XX la fractura social entre patrones y asalariados de alguna forma habilitaba a los intolerantes para que sembraran el miedo entre la pacífica población.
La hipótesis basada en los acontecimientos
históricos de siglos sustentaría y explicaría esta realidad, y da cobertura a esa afirmación sobre
la imposibilidad de reunir a más de cuatros personas. Era muy difícil reunir a tantas personas, con
ideas distintas, en un mismo objetivo. Pero por una vez !tachán¡, lo logramos y todos empujamos en la misma dirección,
viniendo a demostrar que es posible la convivencia entre vecinos cuando tienen
que defender un bien común, con el respeto mutuo a la dignidad de las personas,
a las ideas individuales de cada uno, y sobre todo, dejando fuera las banderas,
las camisas azules y los pañuelos rojos.
En la actualidad, los tiempos que corren son
otros. Muy distintos a aquellos de grandes silencios. Algunos dicen que hay crisis de valores, pero pudiera ser que
la crisis sea de liderazgos, o que los líderes se han olvidado de los valores.
Quizás sea el momento que nos olvidemos de arquetipos y busquemos la
coincidencia, la convergencia, la convivencia. Que sumemos y no restemos. Es
una buena receta que a nosotros nos dio buen resultado. Ahora todo puede ser
más fácil, porque ya se han roto muchos silencios, porque se aprende de los
errores históricos.
Algunos de los protagonistas de este relato, que
como todos contribuyeron a su éxito, sólo están ya en nuestro recuerdo. Para
mí, ha sido bonito e importante recordarlo y contarlo. Me ha permitido volver a
convencerme de que lo hicimos bien, y que no hay que silenciar los hechos, ni los
antiguos, ni los de ahora, porque todo puede volverse positivo siempre que
seamos tolerantes.
Humberto Pérez Hidalgo © 2011
Humberto Pérez Hidalgo © 2011